Los resultados de la primera convocatoria de proyectos para el Fondo Europeo de Defensa (EDF) confirman la tendencia marcada por las convocatorias del EDIDP en cuanto a la sobresaliente participación española. De 61 proyectos seleccionados, la industria española lidera 15, casi un 25%. Solo Francia, que coordina un total de 18 proyectos, supera esa cifra. Grecia e Italia por su parte lideran cinco cada uno. En conjunto, los cuatro países tendrán la responsabilidad de dirigir 43 proyectos, un 70% del total. Una cifra que confirma el empuje de los países del sur europeo en la cooperación industrial transfronteriza que ya se había apuntado en años anteriores.
En total, la Comisión Europea aporta 1.167 millones de euros a proyectos que movilizan un volumen global de algo más de 1.325 millones. El proyecto tipo tendría una duración de 36 meses hasta la fase de diseño con una financiación europea por proyecto del 92% del total. El abanico en cuanto a volumen financiero abarca desde un mínimo de 2,5 millones hasta un máximo que supera los 100 millones en proyectos como Famous2 o EU Hydef. Este último, liderado por Sener, recibe la aportación máxima que realiza la Comisión a un proyecto con casi 100 millones.
La respuesta a nivel global de la industria europea ha sido muy notable como muestran las 142 propuestas recibidas. En este sentido hay que destacar la respuesta de las pymes que conforman el 43% de la participación, aunque solo reciben el 18% de la financiación. En una valoración general es significativo mencionar que del total de proyectos seleccionados solo 15, un 24%, están relacionados con iniciativas Pesco, lo que contrasta con las convocatorias EDIDP donde el número de proyectos relacionados con Pesco superaba el 50%. Se aprecia también una cierta continuidad en algunos proyectos abordados en las iniciativas PADR y EDIDP. El hecho de que más del 50% de los proyectos superen los 10 millones de financiación comunitaria pudiera obedecer a cierta tendencia a promover la concentración de las propuestas.
En el ámbito de capacidades la participación española refleja las prioridades del Ministerio de Defensa. Se participa en todas las áreas de capacidad, con la excepción de CBRN, y se lideran proyectos en ocho de ellas: misiles, ciber, transformación digital, energía, combate terrestre, materiales, naval y tecnologías disruptivas.
En el área de misiles, coordinamos el único proyecto seleccionado; en transformación digital, tenemos una amplia presencia y lideramos la actividad en inteligencia artificial para aplicaciones de defensa; en el ámbito de la energía, encabezamos la actividad principal; y además estamos muy presentes en el ámbito naval. En el ámbito terrestre, damos continuidad a proyectos relacionados con municiones o desarrollo de nuevos vehículos de combate y lideramos la actividad en la operación conjunta de flotas de vehículos tripulados y no tripulados. Destaca también la participación en proyectos relacionados con tecnologías disruptivas como sensores electroópticos avanzados o tecnologías cuánticas, y en nuevos materiales para protección balística de plataformas y combatientes.
España participa a través de 69 entidades en 42 proyectos, el 70% del total. En volumen de entidades se trata de una participación solo superada por la francesa, muy próxima a la italiana y muy por encima de la alemana, lo que da idea del dinamismo de nuestra industria. Veníamos de una participación total en las dos convocatorias EDIDP de un total de 40 entidades en 32 proyectos. Hemos conseguido mantener una presencia relevante, y la hemos potenciado. Los coordinadores de consorcio españoles tendrán la responsabilidad de gestionar proyectos financiados con 239 millones de euros por la CE y que movilizan en total 254 millones. Solo las entidades francesas tienen una mayor capacidad de movilización financiera. Entre Francia y España se gestionarán el 50% de los fondos recibidos.
En su gran mayoría la presencia española está protagonizada por pymes. Entre ellas hay que destacar el liderazgo de algunas como CT Ingenieros, Geonumerics, Seaplace o Tracasa, que asumen el liderazgo de los consorcios en los que participan. El potencial de nuestro tejido se refleja en que en la llamada de fondos específica de pymes las empresas españolas participan en un total del 50% de los proyectos seleccionados, y lideran siete, lo que supone un 30% del total de proyectos seleccionados en este grupo.
En total, 52 entidades participan en un único proyecto. En este grupo aparecen algunos de los principales actores industriales españoles como SAES, Aertec, Hisdesat, ITP o GDELS-SBS. Indra mantiene una presencia muy destacada con participación en 19 proyectos de los que lidera uno. Entre los líderes de consorcio hay que destacar la participación de GAHN que lidera dos consorcios, consolidando su papel como consultora de referencia para pymes, y la de Sener que, tras una participación modesta en las convocatorias EDIDP, irrumpe con fuerza participando en cinco consorcios de los que lidera dos. Hay que destacar también el liderazgo en proyectos de Arpa e Integrasys que se posicionan como referentes europeos en sus respectivos ámbitos de actividad.
En cuanto a la presencia de las 'grandes' destaca la presencia de Navantia, que igualmente había jugado un papel de ambición limitada en proyectos EDIDP, y que ahora participa en cinco consorcios de los que lidera uno. GMV mantiene una presencia importante consolidando su participación en proyectos europeos. Por su parte, Instalaza consolida su posición como líder europeo en un nicho de mercado que se ha demostrado esencial en los conflictos que afrontamos.
La participación española se completa con la presencia de fundaciones, centros tecnológicos y universidades. En relación con los primeros hay que destacar la participación de Tecnalia que participa en dos proyectos de los que lidera uno. El INTA tras estar ausente en las convocatorias EDIDP participa en cuatro consorcios de la mano de Sener y en otros tres en colaboración con Indra. Las universidades participan en siete proyectos destacando la UPM que participa en cuatro consorcios, tres de ellos de la mano de Indra, y la Universidad de Zaragoza que lidera otro en el que ejerce en solitario la representación española. Este último caso sirve de ejemplo del potencial que puede tener la relación entre Fuerzas Armadas y universidades a través de las academias generales y Escuela Naval y que pudiera ser conveniente potenciar favoreciendo la relación entre centros docentes militares, universidad e industria.
En cuanto a colaboración transfronteriza continúa la tendencia española de propiciar la colaboración en toda Europa, frente a la de otros países que dan preferencia a la colaboración con sus vecinos. En este sentido, la colaboración con Portugal sigue siendo limitada con la excepción de los proyectos Seawings coordinado por LPRC o del Ecoballife de Tecnalia. En cuanto a colaboración entre empresas, en un primer análisis, las 'grandes' parecen más propensas a buscar la colaboración entre ellas, mientras que las pymes son más favorables a extender la relación. Se trata de una valoración que conviene seguir con atención sobre todo para que las primeras materialicen el efecto tractor deseable.
A nivel general se están consolidando relaciones entre industrias que era uno de los objetivos perseguidos por la Comisión. Tanto a nivel nacional como europeo aparecen algunas asociaciones que se van convirtiendo en alianzas estratégicas y que van más allá de colaboraciones puntuales. Parece también, como además apunta la convocatoria de 2022, que se está propiciando la presentación de grandes proyectos más relacionados con las prioridades de planeamiento de capacidades militares que a iniciativas políticas. Una tendencia que no debería ir en perjuicio de la actividad de las pymes o de otras entidades con capacidad de desarrollar tecnología de vanguardia.
El resultado muestra la amplia capacidad que tiene la industria española. También su dinamismo. Si llegar es difícil, más es mantenerse. España y su industria han sabido llegar y mantenerse. Aun contando en la Administración con recursos limitados se ha conseguido movilizar un importante volumen de fondos y se mantiene una presencia acorde con nuestro peso como cuarta potencia de la UE. El compromiso con la defensa común europea en un momento especialmente importante en el que nuestro modelo de sociedad está amenazado requiere dar un paso adelante. La industria lo ha dado.