Una delegación del Ministerio de Defensa de Francia ha viajado esta semana a Bruselas para reunirse con asesores del ministro de Defensa belga, Steven Vandeput. Sus conversaciones han girado en torno a la oferta francesa para fabricar 34 aviones de combate Rafale con los que sustituir la actual flota de 34 cazas F-16 de Bélgica.
Francia presentó hace unos meses sus opciones a este concurso lanzado en marzo de 2017 y valorado en 3.600 millones de euros, sin incluir el ciclo de vida de los aparatos. Posteriormente trascendió que la candidatura francesa había alcanzado tal generosidad en sus términos que el propio Vandepunt llegó a ponerla en duda. “Es demasiado buena como para ser verdad”, apuntó el ministro, tal y como recogió Infodefensa.com a principios de este año.
En febrero, tanto Lockheed Martin como Eurofighter presentaron sus respectivas mejores y últimas ofertas (BAFO, por sus siglas en inglés) para este programa. Así lo anunció poco después el Ministerio de Defensa belga en un comunicado en el que no se hacía referencia a Dassault Aviation, fabricante de los Rafale. De ahí que se considerase desde ese momento como únicos candidatos el caza Eurofighter, al que representa el Ministerio de Defensa británico, y el F-35 de Lockheed Martin, cuyo valedor es la Oficina de Programa Conjunto (JPO), que gestiona el proyecto de este avión y depende del Pentágono.
La iniciativa francesa de esta semana vuelve, sin embargo, a colocar a Dassault Aviation en el tablero de juego. Francia basa buena parte de su oferta sobre la incorporación de Bélgica al desarrollo de la futura versión del Rafale, denominada F4, prevista para 2024, lo que de paso le abre la puerta a participar en el FCAS (futuro sistema de combate aéreo), un ambicioso programa aeronáutico militar impulsado por París y Berlín.
Un programa valorado en 15.000 millones
El Gobierno belga anunció en febrero de 2016 su plan para comprar 34 nuevos aviones en un programa valorado en 15.000 millones de euros si se incluye todo su ciclo de vida. Entre los candidatos para hacerse con el proyecto, como informó entonces INFODEFENSA.COM, se estimaron a las compañías norteamericanas Lockheed Martin, que opta con su F-35A Lightning II, y Boeing, fabricante del F/A-18E/F Super Hornet; la francesa Dassault Aviation, que ofreció el Rafale; la sueca Saab, con el JAS-39E/F Gripen, y Eurofighter, desarrollador de la aeronave del mismo nombre y que está financiado por Reino Unido, Alemania, Italia y España.
El nombre del ganador estaba previsto conocerse a mediados de este mismo año. Sin embargo, una información revelada a principios de marzo por varios periódicos locales sobre la posibilidad de que la vida útil de los F-16 pueda alargarse hasta seis años más de lo previsto ha puesto en duda este calendario.
Hasta el momento el Gobierno belga mantenía que no era factible extender el uso de unos aparatos que debían ser retirados a partir de 2023. Con este argumento ha venido justificando su decisión de lanzar el concurso para elegir un nuevo aparato, lo que tuvo lugar hace ahora un año.
Vandeput aseguró que el Gobierno desconocía la opción de alargar la retirada de los F-16, a pesar de que el fabricante, Lockheed Martin, informó de este punto a la Fuerza Aérea de Bélgica hace ya casi dos años. Las autoridades de Bruselas han llegado a relevar a varios altos cargos de esta institución mientras aclara lo ocurrido.