El astillero en la ciudad norteña china Dalian con el que cuenta la Corporación China de la Industria Naval (CSIC) ha acogido este miércoles la botadura del primer portaaviones de fabricación de la historia del país. El Shandong, como ha sido bautizado el nuevo buque, de 50.000 toneladas de desplazamiento, aún deberá pasar por más trabajos hasta completar totalmente su fabricación y comenzar a operar en 2020, según el calendario previsto.
Infodefensa.com publicó este martes la inminencia de una ceremonia de la que no ha habido anuncio oficial. Sin embargo, el Ministerio de Defensa chino sí informa ahora del acontecimiento, una vez que ha tenido lugar este miércoles a las 9.00 de la mañana. En ese momento se ha estrellado una botella de champán contra el casco de la nave, que a continuación ha salido del astillero para ser trasladado al muelle.
El segundo portaaviones de la marina miliar de China –el primero, de construcción soviética, opera actualmente con el nombre Liaoning– comenzó a construirse en noviembre de 2013. De momento ya cuenta con su casco principal al completo y tiene instalados “los principales dispositivos del sistema, incluida la fuente de alimentación”, de acuerdo con la información ministerial.
Según expertos chinos, el portaaviones, del conocido como Tipo 001A, podrá alojar hasta ocho cazas J-15 más que el Liaoning en su cubierta gracias a que se le privará de determinado armamento. Sin embargo el Liaoning, que lleva desde 2012 operando para el país con sus 300 metros de eslora y más de 67.000 toneladas a plena carga, es mayor que el nuevo.
El diseño y la construcción del Shandong se basan en todo caso en la experiencia adquirida con el Liaoning, una nave de la que en un primer momento se explicó que su principal objetivo era servir de plataforma de investigación, pruebas y entrenamiento en este tipo de embarcaciones que deberán ser fabricadas en adelante íntegramente en el país. Sin embargo, a finales del año pasado Pekín dejó su primer portaviones listo para el combate.
Los planes del gigante asiático, según distintos medios, pasan por la creación de una flota de entre cuatro y seis portaviones con la que incrementar su poder naval y proteger sus intereses en los mares Este de China y Sur de China. Algunos especialistas han señalado incluso que el país trata de adquirir experiencia en la construcción de este tipo de naves convencionales para en una segunda fase poder desarrollar sus propios portaviones nucleares.
Entre otras mejoras, los siguientes portaviones chinos contarán, según estas fuentes, con catapultas de despegue, un sistema más complejo que el ski-jump ramp, que permite acortar el espacio de despegue, liberando hueco para incluir más aviones, y facilita el uso de aeronaves con más capacidades.
Algunas fuentes creen incluso que Pekín ya lleva unos meses construyendo un tercer portaviones en Shanghai dotado en este caso del sistema de catapulta.