El nuevo Libro blanco de la defensa alemana estima al alcance del país el objetivo de dedicar el 2 por ciento de su PIB a gastos militares. Esta es la cifra acordada en septiembre de 2014 por los miembros de la OTAN para encarar el nuevo entorno de seguridad mundial. Sin embargo, se trata de una cuota que apenas cumple un puñado de países y que está muy alejada del casi 1,2 por ciento que representa ahora en Alemania. Su cumplimiento llevaría a Berlín a un aumento de sus gastos militares de en torno al 70 por ciento.
El documento publicado el pasado miércoles se basa en una situación geopolítica muy distinta a la del Libro blanco anterior, que data de 2006. En aquel momento Rusia era percibida como un socio y no como una amenaza; no existía un conflicto abierto en Ucrania; Siria y Libia no se encontraban sumidas en guerras civiles; no existía el Daesh y no se estaba produciendo una crisis de refugiados.
El nuevo plan, de 83 páginas, en el que se recogen las directrices en política de seguridad incluye un papel más activo de Alemania en el mundo. Para la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen (en la imagen), que fue la encargada de presentarlo, “los atentados de París o Bruselas nos han vuelto ante escenarios que hasta ahora nos parecían impensables”, informa la radio pública germana Deutsche Welle (DW).
Entre esos escenarios impensables, aunque en su alocución no lo citó expresamente, parecen encontrarse los nuevos planes de gasto militar germanos. El país, que desde la Segunda Guerra Mundial se ha cuidado mucho de no intervenir en misiones internacionales (hasta 1994 no logró el permiso de su Tribunal Supremo para hacerlo), ahora da un giro hacia una sólida implicación mundial. "El papel de Alemania en el mundo ha cambiado", afirmó Von der Leyen, y con ello también el papel que debe desempeñar su ejército en el contexto internacional.
Entre las pautas del nuevo plan figura el cumplimiento del compromiso alcanzado en septiembre de 2014 por los 28 miembros de la OTAN de llegar a un gasto militar del 2 por ciento de sus respectivos PIB. En el caso de Alemania, con un PIB, de algo más de 3,03 billones de euros en 2015, según el Banco Mundial, esa tasa supone un desembolso de casi 60.700 millones de euros anuales en defensa.
Berlín gastó en 2015 poco más de 35.500 millones de euros, según el Sipri (Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo). De esta manera, para llegar al 2 por ciento comprometido se deberían inyectar 25.200 millones de euros más al año, lo que supone un incremento superior al 70 por ciento.
La oposición se ha mostrado especialmente contundente al calificar el plan de “libro blanco para los armamentos y la guerra”. En concreto, recoge DW, para la oposición el documento “no es más que una solicitud por escrito para obtener más dinero para más soldados, para más operaciones militares y para más equipamientos militares”.
Por su parte Rainer Arnold, portavoz parlamentario de Defensa del partido SPD, socio de gobierno de la canciller Angela Merkel, critica las previsiones de financiación del nuevo Libro blanco calificándolas de “ilusión”.
Berlín ya adelantó a principios de año unos planes para solventar las actuales carencias en sus fuerzas armadas. La propuesta presentada entonces por la ministra recogía una inversión hasta 2030 de casi 9.000 millones de euros cada ejercicio para mejorar el equipamiento militar, lo que incluye tanto la compra de nuevos sistemas como la modernización de los existentes. La cifra total manejada, como recogió entonces Infodefensa.com, asciende a 130.000 millones de euros.
Fotografías: Ministerio de Defensa de Alemania