La planta del fabricante de proyectiles Nexter Munitions en Le Chapelle Saint Ursin (Francia), se ha modernizado en los últimos tres años para acoger una mayor capacidad de producción. Esta evolución coincide con un incremento de la demanda de sus productos impulsada por el aumento de las convulsiones internacionales. Este miércoles Infodefensa.com ha visitado su complejo de producción de 220 hectáreas desde el que se alimentan, entre numerosas armas, los cañones de 30 milímetros que montan los aviones de combate Rafale que operan contra Daesh en Siria e Irak.
Aquí también se producen desde torpedos hasta proyectiles de 20 milímetros empleados en plataformas terrestres, por ejemplo, pasando por la munición de 120 mm que disparan los carros de combate Leclerc o la de 155 mm del sistema de artillería montado Caesar.
Estas instalaciones, conformadas por multitud de construcciones separadas entre sí por grandes taludes de seguridad, cuentan ahora con más edificios, nuevas máquinas y, aparentemente, más personal que el que podía observarse hace tres años durante otra detallada visita de Infodefensa.com. Uno de los portavoces de la empresa lo confirma: “hay una plantilla mayor y se ha modernizado buena parte del equipamiento de fabricación. Estos momentos lo exigen”.
Los datos oficiales dicen que en 2013 trabajaban aquí 575 personas, mientras que un año después su número creció hasta las 589. En ese tiempo, el avance de las cuentas ha sido mucho mayor. El último ejercicio completo Nexter Munitions aumentó su facturación en 25 millones de euros, hasta superar los 223 millones, un 12,5 por ciento más que el año anterior.
En ese tiempo las órdenes se han disparado aún más, lo que asegura el crecimiento futuro. Así, de 211,8 millones de euros en encargos logrados en 2013 se ha pasado a 294,4 millones en 2014, un 39% más.
Estos resultados se deben sobre todo al fuerte incremento de las adquisiciones de otros países. Sin embargo, el Estado francés, que de hecho es la propietaria de la compañía, ha pasado de aportar 76 millones en las obtenidas en 2013 a descender hasta los 63 millones en 2014. Es decir, su peso en la facturación se ha desplomado: de representar el 38,2 por ciento se ha quedado en el 28,2 por ciento. Diez puntos menos en un año.
Conglomerado internacional
Nexter Munitions también cuenta con instalaciones en Tarbes, al suroeste del país, donde trabajan 73 empleados en un área de 48 hectáreas centrada en los componentes pirotécnicos, y en Bourges, muy cerca de la planta principal y dedicada a la ingeniería de munición. En esta última, sobre un área de 87 hectáreas, trabaja una plantilla de 151 empleados.
Además, la firma francesa, encabeza el conglomerado Nexter Ammunition Business Group (Nexter ABG), creado el año pasado, tras la compra de la italiana Simmel Difesa y la belga Mecar, de las que informó entonces Infodefensa.com durante otro recorrido por distintos centros de fabricación de la industria militar francesa. Entre las tres suman un catálogo de más de dos centenares de referencias para 30 calibres diferentes y 1.150 empleados en sus plantas de fabricación de Francia, Italia y Bélgica.
El centro de todo el entramado de diseño y fabricación de municiones y elementos relacionados, en Le Chapelle Saint Ursin, ultima ahora un edificio dedicado a la logística con el que hace tres años no contaba y que ya se erige como el mayor de todas las instalaciones. Desde él se coordinará el trasiego de elementos necesarios para producir el catálogo de Nexter Munitions, conformado por sí solo por proyectiles de artillería de 155 y 105 milímetros, además de 100 milímetros para sistemas navales, munición de 105 y 120 milímetros para carros de combate, y munición de 45, 30, 25 y 20 mm empleada desde vehículos ligeros y en cañones montados en distintos aviones, helicópteros y embarcaciones.
Al formar parte del grupo Nexter Systems, fusionado ahora con la alemana KMW, buena parte de estos proyectiles son desarrollados al mismo tiempo que los sistemas que los van a disparar, “lo que garantiza la eficacia, la fiabilidad y la seguridad a los sus usuarios”. Entre sus productos más avanzados, la compañía cita la familia de munición de artillería de 155 mm 52 LU21x; el proyectil explosivo 120 HE, “con una precisión métrica a 3 kilómetros”; y el 40 mm CTA creado por la firma conjunta CTAI, en colaboración con la británica BAE Systems.
Todas estas municiones se montan en un entramado de alta seguridad donde los árboles y la hierba del campo imperan sobre los edificios, algunos de ellos semejantes a búnkeres. En algunos de estos talleres sólo pueden permanecer al mismo tiempo cinco personas como máximo, y todas deben dejar en el exterior, a decenas de metros, sus identificaciones. Si ocurriese un accidente en este lugar, donde se llenan de explosivo los proyectiles de mayor calibre, se podría identificar con ellas a unos afectados de los que presumiblemente quedaría bien poco.
En el interior de las construcciones más sensibles, como las de fabricación de medio calibre, se trabaja en habitáculos separadas por madera y metal capaces de aguantar el calibre que se maneja dentro, de 20 a 30 mm, principalmente. Son algunas de las medidas más visibles de las centenares desplegadas para proteger la delicada actividad de este complejo.
En cuanto al futuro, además de mejorar sus instalaciones y aumentar la plantilla, la empresa trata de asegurárselo dedicando en torno al 15 por ciento de su facturación a la investigación, la creación de diseños preliminares y el desarrollo de nuevos productos. Nexter Munitions también participa “en numerosos proyectos internacionales”, según la información facilitada en esta planta, entre los que cita el proyectil 155 Bonus y el citado de 40 mm CTA, junto a la británica BAE Systems, y el sistema de corrección de trayectoria Spacido, junto a Junghans T2M.
Imágenes. Ginés Soriano Forte / Infodefensa.com