Las autoridades australianas ya disponen de la propuesta final del astillero francés DNCS en su proceso de selección de un socio internacional con el que desarrollar su futuro programa de submarinos SEA 1000. La empresa, de la que el 62,48 por ciento es propiedad del Gobierno de Francia y otro 35 por ciento está en manos de la multinacional Thales, trata de lograr el contrato valorado en 50.000 millones de dólares australianos (más de 36.000 millones de dólares estadounidenses) con una versión adaptada de su buque de clase Barracuda. Si resulta ganadora, el nuevo modelo sustituirá a los actuales sumergibles australianos de la clase Collins.
La propuesta, presentada el viernes, incluye un acuerdo Gobierno a Gobierno de la Dirección General de Armamento francés (DGA) al Departamento de Defensa de la Commonwealth australiana.
Este lunes también está previsto que Japón presente su oferta, como adelantó Infodefensa.com la semana pasada. La opción nipona al SEA 1000, uno de los mayores programas militares que se negocian actualmente en el mundo, se basa en la construcción o bien en instalaciones del cliente, o bien en Japón o bien entre los dos territorios, de los entre 8 y 12 buques solicitados. De ello se encargarían las compañías Kawasaki Heavy Industries y Mitsubishi Heavy Industries, que proponen la clase Soryu, ya en uso en la armada japonesa.
El tercer licitante seleccionado es Alemania, cuya compañía ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS) basa sus opciones en el diseño del submarino Tipo 214. Tras la presentación de estas opciones, Australia iniciará la fase de evaluación del programa que le llevará a elegir al ganador.
Sean Costello, consejero delegado de DCNS Australia, filial creada hace un año (imagen inferior) para incrementar las opciones en este contrato, ha explicado que su empresa dedica a “cientos de personas en Francia y Australia al desarrollo del Shortfin Barracuda Block 1A y de una industria soberana en Australia”. Canberra ha reiterado su intención de que el programa se realice dentro de lo posible en su territorio, de modo que le permita mejorar su propia industria naval. De ahí deriva el especial interés de los ofertantes por proponer fórmulas que impliquen notablemente al cliente.
Bajo esta premisa, la vicepresidente ejecutiva de Desarrollo de DCNS, Marie-Pierre de Bailliencourt, explicó el pasado octubre en una larga entrevista concedida a Infodefensa.com, que su compañía llevaba meses negociando con “cientos de potenciales proveedores y socios del país” para reforzar una oferta en la que “nuestro compromiso con la industria de defensa local es verdaderamente una prioridad”. En palabras pronunciadas ahora por Costello, “hemos trabajado en equipo para crear la mejor solución posible para el futuro de Australia”.
DCNS persigue alcanzar dentro de diez años un volumen de ventas de 5.000 millones de euros, la mitad en el mercado internacional y una parte en energías marinas renovables. Son unos 1.400 millones de euros más de lo que factura actualmente y supone regresar –tras unas pérdidas extraordinarias 300 millones en 2014–a las ambiciosas expectativas para el largo plazo que ya adelantó hace dos años a Infodefensa.com el anterior vicepresidente ejecutivo de la compañía.
Imágenes: DCNS