El nuevo primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha ordenado la reapertura del concurso para elegir el modelo de avión de combate con el que sustituirá a su actual flota de CF-18. La noticia llega como continuación del anuncio que ya hizo antes de ganar las elecciones del pasado 19 de octubre de que cancelaría los planes de compra de 65 aviones de combate F-35 Joint Strike Fighter (JSF), como recogió Infodefensa.com.
Una auditoría calculó hace tres años que el coste de los aviones de Lockheed Martin sobrepasarían los 40.000 millones de dólares canadienses (en torno a 30.000 millones de dólares estadounidenses). Ante este informe, el Gobierno de entonces resolvió unos meses después ampliar la búsqueda de un nuevo caza pidiendo información a cinco fabricantes sobre otros tantos modelos con los que sustituir su actual flota de 78 CF-18. Además del F-35 –fabricado por un consorcio del que forman parte nueve países, entre ellos Canadá, encabezado por la estadounidense Lockheed Martin–, los otros candidatos consultados fueron la también norteamericana Boeing, constructora del F/A-18 Super Hornet; la francesa Dassault, que oferta su Rafale; la sueca Saab, fabricante del Gripen, y el consorcio de capital británico, alemán, italiano y español Eurofighter, que construye el avión del mismo nombre (en la imagen).
El favorito aparente de este concurso era el F-35 (foto inferior), pero las promesas de Trudeau y su posterior ascenso al poder le dejan prácticamente sin opciones. La reapertura del proceso supone de esta manera el segundo reinicio en tres años del mayor programa de adquisiciones militares en la historia de Canadá, de acuerdo con la agencia France-Presse.
De facto, el F-35 también concurre a la nueva licitación, por lo que aún cuenta con posibilidades de completar la futura flota canadiense, si bien Trudeau volvía a recordar recientemente que en el mercado “hay muchos otros cazas probados a precios mucho más bajos que podemos utilizar” como alternativa al JSF.
Mientras se elige y se recibe el futuro caza, el país ha encargado una actualización de sus actuales CF-18, construidos con McDonnell Douglas –la empresa fue absorbida por Boeing en 1997– para mantenerlos operativos hasta mediados de 2015, un lustro después del momento en el que se había programado su retiro: 2020.
Pese a que el programa de desarrollo del F-35 está formado por un consorcio de nueve países que planea adquirir 2.400 aparatos –liderado por EEUU y completado con Australia, Canadá, Dinamarca, Gran Bretaña, Italia, Noruega, Países Bajos y Turquía–, sus integrantes no están férreamente obligados a adquirir las aeronaves. De hecho, todos ellos han mostrado dudas sobre el cumplimiento de sus compromisos de compra de la aeronave en algún momento de la década y media que ha pasado desde que se inició el proyecto.
Según los cálculos facilitados por el jefe del programa del F-35, el teniente general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Christopher C. Bogdan, de cumplirse la suspensión de compras canadienses, cada aeronave adquirida por el resto de países incrementaría su precio en alrededor de un millón de dólares, según. Los compromisos de Ottawa dentro del programa del F-35 suman actualmente el 2 por ciento del mismo.
Imágenes: Ginés Soriano Forte / Infodefensa.com y Lockheed Martin