Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín SA (FAdeA) continúa con su plan de despidos para intentar superar su mala situación financiera. Desde que comenzó 2018, FAdeA ha despedido a 68 personas y ha suspendido a otras 550 como parte de su denominado Plan de adecuación. La firma de capital público justifica estas decisiones en una complicada situación económica, resultado de años de mala gestión, y defiende que no afectarán a los proyectos en curso.
A finales de enero, la empresa anunció el cese de 35 trabajadores, como publicó Infodefensa.com, a los que se sumaron la pasada semana otros 33. Además, se pusieron en marcha una serie de suspensiones “parciales” que, por ahora, afectarán a 550 colaboradores de distintas áreas que, en función del volumen de trabajo actual, no cuentan con "tareas asignadas".
Según aseguró FAdeA en un comunicado, estos últimos se irán reincorporando “a medida que los programas en curso o los nuevos a ejecutar lo requieran”. Mientras tanto, y para generar “el menor impacto posible” en sus ingresos, percibirán el 75% de las jornadas no trabajadas. En cuanto a los que fueron despedidos, “serán indemnizados correspondientemente según lo establecido por la legislación vigente”, se aseguró desde la empresa.
La firma insistió en que la medida no es aleatoria, sino que forma parte de un conjunto de decisiones que se están tomando para “reestructurar y reorganizar” la fábrica para lograr el “equilibrio” en todos los niveles. Además, hizo hincapié en que no afectará a los programas que están en marcha.
“De este modo se optimizarán los recursos asignados, manteniendo los procesos vinculados al volumen de trabajo actual y al esperado, sin afectar las capacidades que serán estratégicas en el futuro próximo”, afirmó.
En el comunicado, FAdeA recordó que cuando asumió el Gobierno el frente conservador Cambiemos, en diciembre de 2015, se encontró con “empresas públicas mal administradas, sin coordinación ni estrategia comercial, con déficit y que incumplían su compromiso con la sociedad”. Este fue el caso de la fábrica, cuya situación actual es resultado de “años de gestiones ineficientes” que, defendió, “hoy llevan a tomar medidas difíciles y poco gratas, pero necesarias para lograr revertir las gravísimas consecuencias que pueden generarse”.
Cuando Ercole Felippa se puso al frente de la firma en abril de 2016 –cargo que abandonó hace dos meses- inició un proceso de “saneamiento” y “ordenamiento interno” por el que, como ya informó Infodefensa.com, el pasado año logró reducir el déficit en un 92,3%, aunque también su plantilla en 500 personas. FAdeA enfrenta ahora una nueva etapa para la que se hace necesaria la recuperación de la confianza de sus clientes y, con ella, la llegada de fondos por fuera del Ejecutivo que le permitan dar el impulso definitivo para ser autosostenible y poder sacar adelante su proyecto estrella: los aviones de entrenamiento y ataque ligero Pampa III.
En ese sentido, este año se espera concretar alguna de las negociaciones iniciadas para su venta, posibles acuerdos que, en algunos casos, contemplan también la fabricación conjunta de las aeronaves. Por el momento, las empresas que suenan más fuerte para cerrar un proyecto son la sudafricana Paramount Group y la alemana Grob. Además, también hay que estar pendiente del acercamiento con Bolivia en este sentido, país al que han viajado autoridades castrenses de Argentina para mostrar las propiedades del biplaza, aunque se mantienen cautas.
El pasado noviembre, Antonio José Beltramone se convirtió en el nuevo titular de FAdeA, después de que Felippa decidiese renunciar para dedicarse a “proyectos personales” relacionados con su actividad en el sector privado, tal y como confirmaron entonces a Infodefensa.com fuentes cercanas a la empresa de capital público.
De 46 años de edad, es licenciado en administración de empresas, fue director de Administración, Control y Finanzas en FIAT Argentina y lo que más tranquilizó a la firma de capital público: fue gerente general de la propia FAdeA entre enero y octubre de 2016. Las mismas fuentes consultadas apuntaron que el hecho de que asumiese una persona que conocía cómo trabaja la fábrica y su delicada situación económica ayudaría a dar continuidad a los proyectos que están en marcha y tranquilidad a los potenciales clientes, algo que preocupaba a Felippa, que no quería que con este cambio se resintiesen las líneas de negociación que están abiertas y que pueden ser decisivas para la supervivencia de la empresa.