Bob Fowler tiene a sus espaldas casi cuatro décadas de experiencia en el sector de aviación civil y militar. En 2002 fundó AeroVehicles Inc (AVI), una empresa dedicada al diseño y la fabricación de vehículos aéreos tripulados y no tripulados. Cinco años después, decidieron abrir una filial en la provincia argentina de San Luis, a donde se trasladó Fowler, su director ejecutivo, de inmediato. En la última década, las dificultades que han enfrentado para sacarla adelante no han sido pocas, aunque recientemente dieron un gran paso adelante al volar su Tripanko, el primer aerostato diseñado y construido 100% en Argentina, ideal para portar cámaras de seguridad y destinarlo a la vigilancia de las fronteras y la pesca furtiva. Sin embargo, la reciente renovación del Ministerio de Defensa ha paralizado las relaciones que habían establecido con el Gobierno de Mauricio Macri. Ahora, después de que la israelí RT LTA Systems Ltd haya vendido tres globos Skystar 180 por cerca de dos millones de dólares a una empresa en el país para estos fines, Fowler reivindica en una entrevista con Infodefensa el valor de sus equipos, mientras espera retomar el contacto con el Ejecutivo.
¿Por qué decidió abrir una sede en Argentina?
Uno de nuestros primeros motivos era que, desafortunadamente, el país ha dejado una huella muy pequeña en la industria aeroespacial. Queremos tratar de traer nueva tecnología y empezar a construir aeronaves. Llevo 40 años en la industria y siempre me ha fascinado la experiencia de la gente argentina. Está, es sólo que no ha sido aprovechada.
¿Cómo arrancó el proyecto Tripanko?
Ocurrió cuando estábamos diseñando nuestro UAV (vehículo aéreo no tripulado) Minicat, en 2014. El Ministerio de Defensa nos preguntó si era posible transformarlo en un aerostato, así que volvimos a empezar de cero. No financiaron el proyecto, solo nos pidieron que demostráramos que se podía hacer enteramente en Argentina. Y así fue: conseguimos un aerostato 100% diseñado y fabricado en el país. Está volando todavía en el hangar en San Luis, no lo hemos desinflado y con todo lo que aprendimos de este, ahora estamos con el siguiente, que volará entre 600 y 800 metros de altura.
¿En qué punto está el acuerdo después del reemplazo del ministro de Defensa y gran parte de su Gabinete?
Estamos tratando de retomar el contacto con ellos para saber si quieren seguir adelante. También hemos notificado al Ministerio de Seguridad. De hecho, a ellos les mandamos documentos durante los últimos tres años pero no obtuvimos respuesta. Es parte del proceso de 'lobbying', pero no tenemos el poder, el tamaño de marketing suficiente, lo que no quita el hecho de que tenemos un muy buen producto. El prototipo es un primer paso y en un año podríamos suministrar los aerostatos, pero esa es una decisión que deben tomar ellos. Esperamos que prefieran comprar dentro del país en vez de fuera.
En cuánto al avión Berkut, ¿qué características tiene?
Es un gran avión, puedes usarlo con dos pilotos o como un UAV. Su combinación con el aerostato es ideal y su coste operacional es muy muy bajo. El del Berkut es de 180 dólares la hora como UAV o tripulado, mientras que la mayoría de UAV de este tipo están más cerca de 1.200-2.000 dólares la hora. Es rápido, económico y puede hacer prácticamente de todo, salvo ser utilizado como avión de entrenamiento principal. Sobre todo, es un gran interceptor.
Ese proyecto, ¿en qué momento está?
Lo construimos en California, nos reunimos con su diseñador original y montamos un gran paquete para traer a Argentina, pero mientras no nos den el visto bueno, las aeronaves siguen allí. Además, todo está listo para poder fabricarlo en Argentina. Incluso fueron a California representantes del Ministerio de Defensa, volaron en él y dijeron que era su elección y que estaban esperando el dinero. Tenemos hasta la financiación: un grupo de California nos dijo que no sólo nos apoyaría aquí, sino en cualquier proyecto que desarrollemos en Suramérica.
¿Cómo beneficiarían estos equipos al Gobierno?
Podemos proveer equipos baratos en relación a otras opciones, otorgarle el monitoreo de su frontera norte las 24 horas del día y la patrulla por aguas para detectar la pesca ilegal. Además, las aeronaves Berkut pueden ser aprovechadas como interceptores y tienen 14 horas de resistencia, literalmente pueden cruzar Argentina. Quieren vigilancia en sus fronteras y aquí, con 2 ó 3 Berkut puedes comprar uno como los que acaban de adquirir (en referencia a los Skystar). Con nosotros, el dinero no se va de aquí: pagan en pesos a una cuenta del banco en Argentina, y los impuestos y los salarios en Argentina. Beneficia a toda la economía.
¿Qué dificultades habéis enfrentado en el país?
En el pasado, invertir en Argentina era muy difícil. Trabajamos años para establecer la compañía y abrir el negocio. Nos llevó mucho tiempo al no tener acceso a grandes cantidades de dinero. Sin embargo, siempre tuvimos un buen producto y el Ministerio pudo verlo, por eso nos encargó ese proyecto hace un año y medio.
Pese a los obstáculos de ahora, ¿les benefició de alguna forma la llegada de Macri al poder?
Somos muy neutrales en política, pero es verdad que se han abierto más puertas. Los primeros años teníamos fuentes de financiación, pero de un día para el otro cambiaron las leyes y los inversores se retiraron o prefirieron esperar. Era el contexto: nadie estaba invirtiendo en Argentina y ahora eso ha cambiado. Estuvimos cinco años tratando de lograr una reunión con el Ministerio y dos meses después de que cambiara el Gobierno, alguien vio nuestros equipos y nos llamó, y ahora son inversores de dentro y fuera los que nos contactan.
¿Cuáles son los próximos pasos a dar?
Estamos haciendo algunos cambios en el prototipo y nos vamos a reunir con empresas argentinas que van a probar sus cámaras y sus equipos de telecomunicaciones a bordo de nuestros aerostatos para situaciones de emergencias y vigilancia. Cruzamos dedos: significaría también que no necesitamos equipos de fuera y podemos cumplir nuestra finalidad, que es crear y expandir tecnología aquí, en Argentina.