España no ha autorizado la escala en el puerto de Ceuta del destructor Vicealmirante Kulanov y del remolcador Altay, perteneciente a la Flota del Norte de la Armada rusa. El Ministerio de Defensa había aprobado la visita, prevista entre el miércoles y el viernes de esta semana, sin embargo, el Ministerio de Exteriores, que tenía la última palabra en este asunto, ha decidido rechazar la petición.
El departamento que dirige José Manuel Albares preguntó a la Armada rusa sobre el destino de sus buques tras la parada logística en Ceuta, pero no recibió respuesta, por lo tanto, según informa el diario El Confidencial, decidió no autorizar la escala en la ciudad autónoma. En la decisión también habría pesado mucho que España acogerá el próximo año la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN.
La Flota del Norte rusa informó hace unos días de que una agrupación naval de buques y embarcaciones de apoyo, encabezada por el Vicealmirante Kulakov había pasado por el paso de Calais y avanzaba rumbo sur por el canal de la Mancha.
Hasta 2016, Ceuta era un puerto de escala frecuente para la Armada rusa. El Gobierno de Marino Rajoy puso fin ese año a estas paradas ante las presiones de varios países de la OTAN, como Estados Unidos o Reino Unido. Entonces se dijo que los buques rusos que pasaban por la ciudad intervenían después en la guerra de Siria.
Desde entonces, en cuatro años apenas cuatro buques de la Armada rusa han recalado en Ceuta. La autoridad portuaria de la ciudad autónoma estima que entre 2010 y 2016 atracaron en el puerto más de medio centenar de buques rusos (submarinos, fragatas, destructores...) con más de 10.000 tripulantes.
En estas paradas, la ciudad hacía caja con las visitas de las tripulaciones, las operaciones de apoyo logístico y el pago de tasas. Cada tripulante ruso se gasta entre 300 y 400 euros al bajar del barco, según publica El País.
En esta ocasión, la visita del destructor Vicealmirante Kulakov era vista como un soplo de aire fresco para la economía ceutí, golpeada por la pandemia de la Covid, el cierre de la frontera marroquí en marzo de 2020 y la crisis de mayo de este año en la que entraron más de 10.000 inmigrantes irregulares.