C. Martí: "Una innovación existosa requiere una intensa colaboración entre Administración e industria"
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C. Martí: "Una innovación existosa requiere una intensa colaboración entre Administración e industria"

Carlos Martí Sempere
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Carlos Martí Sempere es licenciado en Informática y en Económicas y doctor en Seguridad Internacional por el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado. Ha desarrollado una larga carrera profesional en el campo de la consultoría en el área de Seguridad y Defensa. Es también colaborador en diversos masters y posgrados y autor de varias publicaciones en este campo.

En una entrevista a Infodefensa.com, con motivo de la publicación de su último libro La innovación en defensa. Una actividad esencial para cumplir la misión, analiza la importancia de la innovación en el ámbito de la Defensa y las oportunidades que ofrecen las nuevas iniciativas europeas a las empresas españolas.

¿Hasta qué punto es importante hoy la innovación en Defensa?

Como señalo en mi libro, la innovación es una actividad esencial para que las fuerzas armadas cumplan su misión con eficiencia y eficacia. Esto siempre ha sido así y múltiples ejemplos lo demuestran, desde los ingenios de Arquímedes para defender Siracusa, pasando por los substanciales cambios que trajeron las armas de fuego, hasta los sistemas de vigilancia, reconocimiento, inteligencia y adquisición de objetivos actuales que permiten acciones mucho más precisas y quirúrgicas. Una falta de innovación hace que los procedimientos operativos y los medios que requieren se queden desfasados, dificultando el cumplimiento de los cometidos y misiones asignados las fuerzas armadas.

¿Qué asignaturas pendientes tienen las empresas españolas de Defensa en el área de la innovación?

La innovación en general requiere acumular un conjunto de medios, tanto humanos como materiales, significativo. Esto todavía es más cierto en defensa donde los equipos y sistema son especialmente sofisticados. Esto requiere realizar importantes inversiones, así como acuerdos y alianzas con partners y subcontratistas que proporcionen el conocimiento, las habilidades y los medios materiales para la investigación, el desarrollo, las pruebas y los ensayos correspondientes. Su principal problema es la incertidumbre y el riesgo inherente que conlleva, por lo que ni sus resultados, ni la rentabilidad de las inversiones están siempre garantizados. Esto puede hacer que las empresas sean reluctantes a invertir si no perciben unas condiciones que garanticen un retorno mínimo. Esto requiere la ejecución de estudios de viabilidad para reducir el riesgo y, en su caso, del apoyo estatal para no poner en peligro la supervivencia de la empresa en proyectos de elevado riesgo e inversiones, como es frecuente en defensa.

Sin embargo, la inversión en I+D+i es mayor que en otros sectores...

Sí bien la cifra de inversiones en innovación del sector de defensa es superior a la media de todo el sector industrial de la economía, también es cierto que las inversiones en España (y también en la Unión Europea) son inferiores a las inversiones de las empresas norteamericanas. Un hecho que coloca a la industria en desventaja a la hora de competir en mercados internacionales. Además, la innovación de sistemas complejos precisa en muchos casos de una cadena de valor formada por un rico tejido industrial. En este sentido, la colaboración entre empresas tractoras, emprendedores líderes, pymes, universidades y centros de investigación es fundamental. El problema es que, hoy en día, se precisa, para tener éxito, con frecuencia una cadena que supera nuestras fronteras, una forma de trabajar que nuestra industria tiene que asumir como algo cada vez más habitual. En este sentido, la creación del Fondo Europeo de Defensa va a favorecer la innovación al permitir la formación de consorcios entre los Estados Miembro con más recursos y medios que los disponibles a nivel nacional y garantizar, en caso de éxito, una demanda de medios superior a la que un Estado Miembro puede ofrecer en solitario.

¿Está el sector preparado para participar y competir en las nuevas iniciativas de la UE?

Nuestro sector de la defensa es pequeño si lo comparamos con el sector defensa de la Unión Europea. Además, el tamaño medio de nuestra industria es inferior al de las empresas europeas. Sin embargo, nuestra industria domina áreas de excelencia en algunos nichos de mercado, algo que se ha lograda gracias a programas de adquisición nacionales anteriores. Esto nos va a permitir que podamos (y debamos) liderar diversas iniciativas. Además, las condiciones para ser financiados por la UE favorecen la colaboración entre los Estados miembro, lo que va a facilitar que nuestra industria forme parte de diversos consorcios y aproveche las nuevas oportunidades que se le abren. No obstante, la industria se enfrenta a retos importantes para hacerse de una parte sustancial del Fondo Europeo de Defensa, pues la competencia va a ser intensa y solo se premiarán las propuestas de mayor calidad. Superado este filtro, los adjudicatarios van a tener grandes oportunidades para renovar y poner al día sus capacidades industriales, e incluso crear otras nuevas. Sí que habría que hacer aquí una pequeña distinción. Las grandes empresas que llevan una larga tradición de colaboración con empresas europeas en diversos programas internacionales y que se han internacionalizado para exportar sus productos están mejor preparadas que las empresas de tamaño medio y pequeñas que se hayan movido más en un entorno nacional. Estas últimas pueden requerir de un mayor apoyo institucional. Una cuestión clave, es la necesidad de disponer de personal altamente cualificado en cuestiones técnicas, económicas y de organización para poder participar o liderar los consorcios que se formen. La capacidad de nuestras universidades, así como incentivos adecuados serán esenciales para disponer de dicho personal.

En una reciente entrevista a Infodefensa.com, el director de la EDA, Jorge Domecq dijo que España debe invertir más en I+D militar, ¿Qué medidas deberían fomentar las administraciones y en especial el Ministerio de Defensa en el área de la I+d+i?

España tiene un presupuesto de defensa pequeño en relación al PIB, si lo comparamos con las naciones más importantes de la UE. Esto junto con otras limitaciones hacen que el presupuesto que puede dedicarse al I+D en defensa sea en proporción bajo si se compara con el que dedican otros Estados Miembro. En ese sentido, en términos de equidad, el comentario de Jorge parece correcto. Pero, además, si tenemos en cuenta que muchos proyectos del Fondo Europeo de Defensa van a ser financiados con fondos aportados conjuntamente por la UE y los Estados Miembro, se deberá necesariamente aumentar nuestras inversiones en esta materia para recuperar nuestra contribución a los presupuestos de la Unión Europea. Pero no solo es una cuestión económica, una innovación exitosa requiere necesariamente de una intensa colaboración entre la Administración y la industria.

¿Como debe ser esta colaboración?

Por una parte, el Ministerio debe identificar y describir sus necesidades operativas y por otra la industria debe presentar propuestas que cubran estas necesidades con un coste razonable, y si es posible, aportando retornos adicionales en términos de productos exportables o de uso civil. En el caso de proyectos financiables con el Fondo Europeo de Defensa, esto se complica al requerir acuerdos con otros Estados Miembros y su industria para definir y elegir los proyectos. El problema es que la toma de decisiones se hace en un marco de incertidumbre y escasez informativa donde se desconoce el estado de madurez de las tecnologías, las necesidades de los usuarios y los mercados potenciales. Esto hace necesario dos medidas. Por una parte, extremar la calidad del proceso de selección que permita, en un marco equitativo y de transparencia, alcanzar el consenso sobre los proyectos y las vías de innovación con mayores probabilidades de éxito. Y, por otra parte, es necesaria una estrategia de apoyo diversificada de forma que el éxito de unos proyectos cubra su ausencia en otros.



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