Las Fuerzas Armadas aumentarán a lo largo de 2018 su presencia en las misiones internacionales de Mali, Afganistán e Irak. El incremento, anunciado a finales de año por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, pone de manifiesto el compromiso de España en los tres escenarios más complejos en los que en estos momentos están desplegados militares españoles.
En Mali, España liderará la misión de entrenamiento europeo EUTM Mali bajo el mando del general de brigada Enrique Millán Martínez. El liderazgo implicará un aumento del número de efectivos, pasando de los 160 en la actualidad hasta casi los 300, prácticamente la mitad de las fuerzas de la operación de la Unión Europea. Este incremento de personal tiene asociado la llegada de nuevas capacidades.
El Ejército del Tierra explica en su boletín digital que aumentará el número de vehículos LMV y RG-31 y tiene previsto implantar el sistema BMS para mejorar las capacidades de transmisión y comunicación. Además se instalará un nuevo centro de comunicaciones en el cuartel general de la misión en Bamako.
En el caso de Afganistán, Cospedal anunció en noviembre un aumento de la presencia militar en Kabul, donde en la actualidad permanecen una treintena de militares españoles que realizan tareas de adiestramiento de las fuerzas de seguridad afganas. Según confirmó recientemente Defensa, a lo largo de 2018 se alcanzarán los 95 soldados desplegados en la capital de Afganistán con el foco puesto en la formación de operaciones especiales.
Por último, el ministerio también comunicó el pasado mes de diciembre un envío de otros 30 militares a la operación Inherent Resolve en Irak. En estos momentos, esta misión de adiestramiento de las fuerzas iraquíes cuenta con 450 militares, con base principal en el acuartelamiento Gran Capitán de Besmayah, al sur de Bagdad.
Misiones de formación y asesoramiento
Cabe destacar que las tres misiones citadas tienen características comunes. En estas operaciones los soldados españoles realizan tareas de formación y asesoramiento de los Ejércitos locales, que, a su vez, tienen la difícil tarea de hacer frente en su propio territorio a grupos insurgentes o terroristas que controlan de facto grandes áreas del país, en el caso de Afganistán o Mali.
La inestabilidad de los países provoca que Defensa extreme las medidas de seguridad de los contingentes en zona de operaciones, pese a no participar directamente en los enfrentamientos. Para ello, los Ejércitos despliegan el material y los equipos más modernos para evitar incidentes, como vehículos con protección contra IED o sistemas de vigilancia e inteligencia.
También hay que tener en cuenta que la estabilidad de estos tres países se considera clave para las organizaciones garantes de las misiones: OTAN, en el caso de Irak y Afganistán, y Unión Europea, en Mali. En este último caso, el país forma parte de la llamada 'frontera' de Europa, una franja en la zona del Sahel con países escasamente desarrollados, en los que la aparición de focos de inestabilidad tiene repercusiones directas al norte del Mediterráneo.