La empresa estatal Navantia está plenamente inmersa en las actividades de la Fase de Definición de la fragata F-110, dirigidas a definir el buque y sus sistemas y elaborar las estimaciones del presupuesto necesario de cara a preparar la Orden de Ejecución para la construcción. Estas actividades se extenderán hasta finales de 2017.
En su intervención en la jornada técnica sobre construcción naval organizada por la Fundación Exponav en Ferrol, el director del programa F-110, Francisco Vílchez, señaló que la inversión total de 174 millones de euros aprobada por el Consejo de Ministros engloba de forma conjunta las necesidades de financiación de la citada Fase de Definición y de los programas tecnológicos asociados.
Respecto a estos últimos, Vílchez explicó que son “iniciativas de I+D, promovidas desde la Armada, autorizadas por el Ministerio de Defensa y dirigidas a la industria nacional, que permitirán dotar al buque de su carácter innovador”. En este sentido, apuntó que son “fundamentales” para desarrollar los sensores (radares, guerra electrónica, sistema electroóptico), el sistema de combate (SCOMBA) y el mástil integrado de la futura fragata. Algunos de estos programas se extienden hasta el año 2020.
Decisiones de diseño
El director del programa indicó que las principales decisiones en lo referente al diseño de la futura fragata tenían que ver con cuatro elementos: la planta propulsora, el espacio multimisión, el sistema de combate, y el mástil/superestructura integrada. Sobre este último, destacó el salto en innovación que iba a suponer, ya que integrará nuevos sensores desarrollados a partir de algunos de los programas tecnológicos definidos por Defensa.
En este sentido, avanzó que Navantia tiene prevista la creación en Cádiz de un centro de integración de sistemas en el que se llevará a cabo la validación de prototipos, las pruebas de compatibilidad electromagnética, la validación del diseño del mástil integrado y la integración de los sensores en el Sistema de Combate (SCOMBA), todo ellos con el objetivo de reducir riesgos y minimizar costes.
Vílchez señaló además que el programa F-110 constituye “un auténtico reto en términos de preparación y modernización del astillero de Ferrol y una gran oportunidad de avance hacia el futuro modelo de Astillero 4.0”.
Un gran paso en la transformación de la industria naval
Sobre el camino hacia la transformación de Navantia en un astillero 4.0 habló Ángel Recamán, director del Centro Tecnológico Romero Landa, quien destacó que pocas veces coincidían en el tiempo un gran programa naval, como el de la F-110, y un importante proceso de transformación de la industria.
Recamán explicó que para encarar la transformación de la compañía en un astillero 4.0 habían estudiado las iniciativas puestas en marcha tanto nacional como internacionalmente en el marco de la llamada Industria 4.0 y habían realizado una serie de visitas a otros astilleros de relevancia mundial -como el estadounidense Bath Iron Works, el alemán Meyer Werft, el británico BAE Systems o el coreano DSME- para conocer su forma de trabajar y las medidas que han implementado para optimizar los procesos de producción.
A partir de las lecciones aprendidas definieron el modelo de Astillero 4.0 de Navantia, fundamentado en cinco elementos: procesos de fabricación avanzados, recursos de fabricación inteligentes, la persona en su puesto de trabajo digital, herramientas digitales de análisis, modelado y simulación, y redes colaborativas.
Recamán comentó que, hasta el momento, la innovación en los procesos no ha estado al mismo nivel que en los productos, pero, en esta línea, destacó la importancia del acuerdo firmado por la empresa y la Universidad de A Coruña para constituir una Unidad Mixta de Investigación dirigida a desarrollar aspectos del astillero 4.0 en las instalaciones de Ferrol.
“La F-110 es el barco del futuro y tenemos que construirlo en el astillero del futuro”, concluyó el directivo.
Foto: Navantia