(Infodefensa.com) G. Soriano, Madrid Según cálculos ofrecidos durante 2012 por los expertos de Forecast International, IHS Jane´s e ICD Research, entre otros, el mercado de los conocidos como drones, que ya ha experimentado un crecimiento sin precedentes desde 2001, generará un negocio de entre 55.000 millones y más de 70.000 millones de euros durante los próximos diez años. Más de 10.000 millones de esas cantidades saldrán de las arcas europeas. La cifra supone la mitad de lo que empleará EE UU, pero es lo suficientemente alta como para que la industria esté expectante ante la rápida evolución del nuevo sector.
Asia, por su parte, comprará previsiblemente más drones que Europa, pero empleará en investigación menos que el viejo continente y apenas producirá tecnología propia. El 60% de sus compras en estos nuevos sistemas, además, serán protagonizados por China, según Forecast International. El gigante asiático adquirirá algunos sistemas extranjeros, pero dependerá mayoritariamente de sus empresas locales para proveerse.
Volviendo a los drones europeos, durante 2012 se ha producido un hito de calado en su desarrollo. La aeronave Neuron, fruto de un proyecto de más de 400 millones de euros en el que participan Italia, Suecia, España, Suiza, Grecia y lidera Francia, alzó el vuelo por primera vez. Con este desarrollo dirigido por Dassault Aviation la industria europea adquirirá la experiencia suficiente como para contar con su propio UCAV (drone de combate) operando en torno al año 2030.
Ese año, precisamente, es el marcado por varias fuerzas aéreas europeas para reemplazar sus actuales flotas de aviones de combate, y algunos expertos ya han señalado que serán sustituidos por ingenios sin tripulación.
El Ministerio de Defensa de Polonia, por ejemplo, ya se está planteando la renovación de su flota de cazas Su-22 por vehículos de combate aéreos no tripulados, de los que podría adquirir al menos 30.
Pero, en cualquier caso, la irrupción de los UAS no supondrá la automática desaparición de las convencionales aeronaves sin piloto. Ambos sistemas están predestinados a convivir durante mucho tiempo. Algunas compañías de EE UU, como Textron, están invirtiendo en la creación de laboratorios para ensayar el mejor ensamblaje entre ambos sistemas. La visión de un equipo de UAS manejados remotamente desde otra aeronave tripulada es una realidad que lleva camino de generalizarse en el futuro.
La convivencia de ambos sistemas plantea otro interrogante: el reparto del espacio aéreo. EE UU ha dado este año algunos pasos concretos en este sentido. Y Europa, por su parte, también ha comenzado a trabajar en serio para que el vuelo de estos sistemas en su espacio comercial sea un hecho en 2016. Ese es el año que se ha marcado la Unión Europea y que hace unos meses quedó plasmado en el documento de trabajo de la Comisión Europea titulado Hacia una estrategia europea para el desarrollo de las aplicaciones civiles de los Sistemas Aéreos Pilotados Remotamente.
Además de este ambicioso plan, la Comisión Europea también persigue implementar otro gran proyecto relacionado con los UAS para los próximos cuatro años. Se trata de la creación de una red de sistemas aéreos no tripulados para vigilar el Mar Mediterráneo con el objetivo de controlar la llegada de inmigrantes ilegales. La iniciativa está contemplado en el denominado proyecto Eurosur de la UE.
Foto: Dassault Aviation